Niños de apenas 3 años (qué idea sobre su sexo puede tener un niño de esta edad) están siendo sometidos en el Reino Unido a este tipo de tratamientos.
Los fármacos que organizaciones como Chrysallis en España recomienda administrar a los niños son bloqueadores de hormonas que suspenden el desarrollo natural del cuerpo y la mente de estos niños.
Estos bloqueadores de hormonas no implican un cambio definitivo en algunos casos, porque una vez detenido el tratamiento la pubertad vuelve a activarse pero la administración temprana, prolongada de estos fármacos o el pasaje a la administración de hormonas de cambio de sexo (la segunda etapa del tratamiento) como admiten estos médicos especialistas en tratamientos de fertilidad para parejas transgénero, tienen efectos irreversibles sobre la fertilidad de la persona:
Las recomendaciones de la Sociedad de Endocrinología apoyan el tratamiento de supresión de la pubertad comenzando desde la etapa tanner 2, por lo que puede preceder a un importante desarrollo hormonal y sexual.
Algunos adolescentes, por ende, no desarrollan la habilidad de producir gametos viables (óvulos y esperma). Las “chicas” trans, adolescentes, pueden perder la fertilidad al tratarse con estrógenos, incluso si desarrollan la habilidad de producir esperma antes de que este tratamiento comience. Dr. Anderson Clark.
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Con el eslogan de “Niñas con pene y niños con vulva”, la asociación española Chrysallis puso los anuncios en buses y trenes públicos.
La condición de transexualidad es cuando la identidad de género no coincide con la identidad sexual o sexo biológico, es decir, cuando un varón siente que en verdad es una mujer y viceversa.
Según Antena3, la asociación de familias de menores transexuales Chrysallis recibió recursos por 30 mil dólares desde Nueva York, luego de que la entidad difundió material didáctico sobre su objeto social.
Una de las situaciones sobre las cuales la asociación advierte es que existe una alta tasa de suicidios en adultos a quienes se les negó su verdadera sexualidad cuando eran pequeños, y de allí se desprenden los niveles de felicidad o infelicidad y su calidad de vida.