El estudio documenta la evidencia del uso de armas químicas, en particular, dispositivos incendiarios y armas a base de fósforo blanco y otras sustancias similares a napalm y el uso indiscriminado de la violencia contra la población civil por las fuerzas militares estadounidenses en la ciudad iraquí de Faluya durante la ofensiva en noviembre de 2004.
Las entrevistas con ex soldados estadounidenses que afirman haber estado presentes en la ofensiva en Faluya apoyan la hipótesis de la utilización de estas armas por parte de Estados Unidos, mientras que los periodistas que se encontraban en Irak discuten los intentos de EEUU de bloquear la propagación de noticias.