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Rusia: de país 'vencido' en 1991 a potencia euroasiática en 2017


Estados Unidos y sus aliados incondicionales de la OTAN no pueden entender cómo ha logrado resurgir Rusia en estos 26 años después de la desintegración de la Unión Soviética.
Moscú
 La paz solo puede lograrse por hegemonía o por el equilibrio de poder.
(Henry Kissinger)

Moscú


Según el 'Plan Totality', elaborado en 1945 en Washington y aplicado en 1991 por unos 2.000 asesores norteamericanos en el Gobierno de Yeltsin, Rusia iba a ser dependiente económicamente de Occidente por el resto de su existencia y EEUU jamás le permitiría ser demasiado fuerte para amenazar a sus vecinos o edificar su 'Cortina de Hierro'.
Los globalizadores 'iluminados' pensaron en todo para dominar al país, inclusive en su desintegración, menos en la fuerza del espíritu ruso, en la voluntad de su pueblo y en su capacidad de hacer resurgir una Rusia nueva. Recién ahora se ha dado cuenta de cuan equivocado estaba uno de sus principales ideólogos, Zbigniew Brzezinski, cuando anunció en 1991 que Rusia era un país "vencido", que jamás podría aspirar a ser una potencia.
Bastaron dos generaciones para que Moscú adquiriera suficiente fuerza moral y física para no solo afectar el equilibrio de poder en Euroasia sino convertirse en uno de los principales 'jugadores' geopolíticos en Oriente Medio tratando de lograr una estabilidad en la región. Precisamente, debido a la intervención militar de la aviación rusa en Siria, Daesh (autodenominado Estado Islámico, organización terrorista proscrita en Rusia y otros países) y sus ramificaciones como el Frente Al Nusra (actual Frente Fatah al Sham) y Al Qaeda, que ocupaban más del 70% del país, han tenido que replegarse o rendirse quedándose por el momento sus yihadistas en un 5% del territorio de Siria.
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La exitosa campaña rusa en Siria ha asestado un duro golpe a los planes norteamericanos en Oriente Medio. Tanto la Casa Blanca como el 'Estado profundo' no pueden ocultar su irritación y lo único en que suelen coincidir es en aumentar su rusofobia y su retórica belicista. No pueden digerir con serenidad el hecho de que no pudieron derrocar al presidente de Siria, Bashar Asad, y de que los rusos sacaron ventaja en esa región. Durante el reciente viaje del secretario de Estado de EEUU, Rex Tillerson, a Catar fracasaron los intentos norteamericanos de establecer un diálogo entre Doha y Riad.
Tampoco Tillerson pudo lograr un acuerdo entre el rey Salman de Arabia Saudí y el primer ministro de Irak, Haider Abadi, para aislar a Irán por su "conducta maligna". Lo mismo sucedió con la misión del secretario de Defensa, general James Mattis, a Catar y los intentos de Donald Trump en las Naciones Unidas de calmar los ánimos de Arabia Saudí, Egipto, Bahréin y los Emiratos Árabes Unidos, países que a instancias del actual presidente de EEUU y del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, impusieron sanciones a Doha y lo intentaron aislar del resto de la región por sus 'buenas relaciones con Irán'.
Mientras los países de Oriente Medio le están dando 'media espalda' a Washington, sus dirigentes están buscando una aproximación a Moscú, pensando en la inestabilidad a largo plazo de sus alianzas con Norteamérica que suele cambiar de opinión de acuerdo a sus intereses nacionales de momento. El mismo rey Salman de Arabia Saudí, país que hace tres años atrás amenazó a Rusia con el terrorismo por su apoyo a Bashar Asad, está 'construyendo puentes' hacia el Kremlin después de la visita del monarca a Moscú. El emir de Qatar, Tamim Hamad Thani llamó a Vladímir Putin y recibió palabras de apoyo del presidente ruso.
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El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, que está en permanente movimiento tratando de congraciarse tanto con Washington como con Moscú, está obligado por el momento a acercarse más a Putin debido al éxito de Rusia en Siria. El primer ministro de Irak, Haider Abadi, está en permanente contacto con Moscú. Irán es un aliado estratégico de Rusia en el golfo Pérsico. A la vez, el expresidente de Afganistán, Hamid Karzai (2004-2014), que ayudaba a los muyahidines para luchar contra los soviéticos entre 1979 y 1989 vino a Sochi para encontrase con Vladímir Putin y denunciar a las tropas norteamericanas por trasladar durante los últimos dos años a los extremistas de Daesh a Afganistán "para crear problemas en toda la región y desestabilizar Asia Central".
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El desplazamiento de las redes yihadistas a Irak, Afganistán y Siria fue seguido y controlado, según el analista geopolítico de la revista New Eastern Outlook, Ulson Gunnar, por el Centro de Combate del Terrorismo de la Academia Militar de EEUU West Point y fue documentado en dos informes publicados en 2007 y 2008. Actualmente, el desplazamiento de los combatientes de Daesh y sus grupos afiliados se realiza en la región usando la autopista que conecta Bagdad, Anbar y la frontera de Irak con Jordania como una ruta alternativa después de que los aviones rusos pusieron fin al desplazamiento de los terroristas a través de Siria. Los mercenarios de la corporación Olive Group brindan protección a los terroristas.
El ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, exigió a Washington mostrar claramente su posición respecto a la lucha contra el terrorismo en Oriente Medio y acusó a los aliados de Washington, las Fuerzas Democráticas de Siria (SDF) por hacer "sangrientas provocaciones" contra los militares rusos. Sin embargo, los intereses del Gobierno de Trump, que está en realidad en manos de tres generales: James Mattis (el secretario de Defensa), John Kelly (el jefe del Gabinete de la Casa Blanca) y Herbert R. McMaster (asesor de Seguridad Nacional), coinciden con los del 'Gobierno profundo'. Uno de sus conocidos representantes, el exdirector de la CIA (entre 2009 y 2011) y exsecretario de Defensa (entre 2011 y 2013), Leon Panetta, declaró en la Conferencia del Instituto Hudson que "actualmente estamos en un nuevo capítulo de la Guerra Fría con Rusia (…) y de ninguna manera vamos a entregar Oriente Medio a Rusia (…) y vamos a enviar un mensaje claro a Rusia. EEUU necesita contener las aspiraciones rusas de gran poder global".
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Sin embargo, el proceso ya está en marcha y por muchas sanciones que traten de imponer Washington y Bruselas, el proceso de fortalecimiento de Rusia como una decisiva fuerza de equilibrio en Oriente Medio y en Euroasia será muy difícil de parar. Inclusive, el más cercano aliado de EEUU, el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, está de acuerdo con el plan estratégico de Rusia para Oriente Medio para crear un equilibrio en la región que favorecería también a la seguridad nacional israelí. Militarmente, EEUU no está listo para enfrentarse al país eslavo. Además, como declaró el exjefe de la CIA, el general retirado David Petraeus, "en este momento el más importante reto de EEUU no es Rusia, Irán, Corea del Norte, Siria, Daesh o la competencia con China. Es el parroquialismo (tendencia de una comunidad de centrarse en sí misma) lo que nos limita a resolver los serios problemas que tenemos en EEUU".
​Donald Trump lo sabe perfectamente, pero no puede detener el ímpetu belicista promovido por el 'Estado profundo' a través del Congreso y el complejo industrial-militar que ya ha convertido a Rusia en su enemigo principal para desviar la opinión pública interna de la caída de los ingresos en el país, del crecimiento de la desigualdad y el racismo, la disfunción del Gobierno y la disminución del apoyo popular a la democracia. Según las últimas encuestas nacionales, el 70% de los estadounidenses que nacieron en vísperas de la Segunda Guerra Mundial creen que es esencial vivir en democracia, mientras que sólo el 30% de la generación Y o los mileniales, conocidos como nativos digitales nacidos entre 1980 y 2000, creen en la democracia. También el porcentaje de los ciudadanos estadounidenses que prefieren un fuerte líder incrementó de 1995 a 2017 del 24 al 32%. En el mismo período, el porcentaje de norteamericanos que está listo para apoyar un Gobierno militar incrementó del 6 al 17%.
Están todos los indicios de que EEUU está tomando cada vez más un camino hacia la domesticación y la militarización de la democracia, lo que podría en unas determinadas condiciones repetir la triste y cruenta experiencia de América Latina entre los años 1970 y 1980. Los gastos militares del Pentágono para 2018 llegan a 700.000 millones de dólares, lo que significa que sumando el dinero que deben adjudicar otros departamentos gubernamentales a los militares, el presupuesto total del departamento de Defensa superaría los 1,5 millones de millones de dólares. La paranoia antirrusa en EEUU es promovida diariamente por el Congreso y los medios de comunicación. El periódico The Military Times anunció la necesidad urgente de proteger a las tropas norteamericanas para no 'contaminar su cerebro' con la información de los medios rusos que resultan ser preferidos entre los militares.


Por qué EEUU pone en alerta sus bombarderos nucleares por primera vez desde la Guerra Fría https://sptnkne.ws/fKuC 

​La revista Defense One anunció la preparación de los bombarderos estratégicos B-52, B-2 y B-21, equipados con bombas nucleares, para el retorno al estado permanente de alerta nuclear que terminó con la desintegración de la Unión Soviética en 1991. Actualmente, EEUU tiene hasta 250 ojivas nucleares tácticas con capacidad de 18 megatones en Bélgica, Italia, Reino Unido, Holanda, Alemania y Turquía. Todas estas armas están orientadas hacia Rusia. En el transcurso de los últimos años, Washington está rompiendo poco a poco todos los tratados firmados con Moscú, igual como se han anulado más de 300 tratados firmados con los nativos norteamericanos.
A pesar de todo esto, Rusia, según su presidente Putin, sigue adelante con su marcha hacia una democracia a su estilo y de acuerdo con sus condiciones, tratando de no repetir su error histórico más grande y más trágico de haber tenido confianza en la palabra de los líderes estadounidenses. En su reciente discurso en el Club Internacional de Debates Valdái, el mandatario ruso recalcó que "el mundo ha llegado a una época de cambios drásticos (…) se está agudizando la competencia por un lugar en la jerarquía internacional (…) y Occidente muestra cada día más egoísmo al repartir el legado geopolítico de la URSS".

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK
vía Sputnik

Mijail Gorbachov era, es y sigue siendo un traidor, durante el gobierno de la URSS y Rusia lo que también fue el borracho de Borís Yeltsin

http://canarias-semanal.org/upload/img/periodico/img_11366.jpg
Mijail Gorbachov hizo disminuir en 11 veces las reservas de oro que tenía la antigua Unión Soviética. El objetivo de Gorbachov era destruir el potencial económico de la Unión Soviética, para crear dificultades económicas -las colas en las tiendas, los problemas con la provisión de alimentos para las principales ciudades- y minar el rublo como una de las monedas más poderosas. Por lo tanto, Gorbachov primero eliminó la base económica del país, y luego creó algunas dificultades socio-económicas con el fin de desintegrar el socialismo soviético. Además, hizo que la deuda externa de Rusia quintuplicara su volumen en seis años. La Unión Soviética fue el sucesor legal del Imperio Ruso, así pues, su desmantelamiento por Gorbachov supone, en esencia, un golpe a la historia de varios milenios del gran estado ruso. Stalin aplastó a los nazis en la II Guerra Mundial, no los EE.UU, que sufrió 300.000 bajas, frente a los 27 millones de muertos rusos. Stalin colocó a la URSS en el segundo lugar en el mundo. Alemania inició dos guerras mundiales que causaron 63 millones de muertos. Por su parte, los americanos en poco más de dos siglos han hecho 130 guerras y causado millones de muertos. En el mundo mueren unas 20 mil personas de hambre por día, lo que nos puede dar una idea de las muertes causadas por el capitalismo liberal.

El 25 de diciembre de 1991, Mijaíl Gorbachov, anunciaba su dimisión, destruyendo así la Unión Soviética, el primer Estado comunista de la historia.



Su desaparición, propiciada por un revisionismo político y económico que propiciaba compararse con un ladrón (Occidente) y que en lugar de revocarse, fue desarrollado hasta el final, trastocó el equilibrio geopolítico el mundo. Los imperialistas decretaron su triunfo, “el fin de la historia”… ignoraban que años más tarde, la crisis del capitalismo los arrastra a todos rumbo a la desaparición.  

Hoy el mundo unipolar, que pretendió seguir manteniendo EEUU, es una quimera. Han surgido nuevas potencias que han entrado en contradicción con Washington. Desaparecido el papel de gendarme durante la guerra fría, ahora nadie quiere pagar los desquiciamientos bélicos estadounidenses y nos encontramos un escenario de desestabilización permanente, propiciado por EEUU que, en bancarrota técnica, intenta mantener a sangre y fuego su hegemonía. Deberá tener en cuenta que existe una línea roja que aquel que la traspase lo pagará en carne propia: el arma nuclear.
La gente a veces puede entender o incluso justificar las acciones de los delincuentes, pero nunca perdona un traidor.

Yeltsin, el obrero travieso que disolvió la URSS

MADRID | MOSCÚ.- El ex presidente de Rusia Boris Yeltsin falleció este lunes a los 76 años de un fallo cardiaco. Estaba casado con Naina (Anastasia) Yeltsina, con quien tenía dos hijas, Elena y Tatiana.
Una Rusia floreciente en el final del siglo XX, ése era el sueño de Boris Yeltsin, el primer presidente ruso que será recordado por su desbordado instinto por el poder y ese carácter travieso que en muchas ocasiones desentonaba con los cargos que ostentó.
Boris Nikolayevich Yeltsin nació el 1 de febrero de 1931 en el poblado de Butka, cerca de Sverdlovsk (República de Rusia), ciudad que fue Ekaterimburg hasta 1924, y en la que fue fusilado el zar Nicolás II y toda su familia en 1918.
Hijo y nieto de campesinos expropiados por el comunismo (kulag), tuvo que trasladarse con su familia a los suburbios de Sverdlovsk, trabajó algún tiempo como obrero de la construcción y, posteriormente, ingresó en el Instituto Politécnico de la Construcción. Fue allí donde conoció a su futura esposa.
Tras obtener Boris y Anastasia la licenciatura de Ingeniería en 1955 y hasta finales de los años 60 Yeltsin trabajó en el ramo de la construcción. Antes, en 1961, se había afiliado al Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) y en 1968 se incorporaba al aparato del PC en Sverdlovsk. Años más tade, en 1981, era designado miembro de pleno derecho del Politburó.
Cuando Gorbachov llegó al Kremlin, llamó a su lado a este desconocido político de provincia y pronto lo hizo jefe local del partido en Moscú, pero fue a partir de 1985 cuando la personalidad política de Yeltsin comenzó a adquirir gran popularidad entre los moscovitas, por sus críticas contra sus antecesores, algunos de ellos implicados en asuntos de corrupción.
Boris Yeltsin, en un concierto en 1996. (AFP)
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Boris Yeltsin, en un concierto en 1996. (AFP)
Fue a raíz de entonces, en 1987, cuando el sistema comunista le dio la espalda y fue hundido en el ostracismo.
Luego vino la aparatosa caída en las heladas aguas del río Moscova que él denunció como un intento de asesinato de los servicios secretos. Las malas lenguas dicen que el chapuzón fue obra de una buena borrachera o incluso de un marido despechado por un lío de faldas.
https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjWg8WHy6cLoVM2oM74-J-x954fNjTSk6U3pmUdIybTaKla-gIAl3oXNRehi3zm7MllihchxSKLA5uCcIBRp37oGuLOg93we3P1b2-mAYIK-EmFuMLtybbojgP7CUqyyBb4rKCXse18-dA/s400/yeltsin_rip.jpg
En 1989 entró por la puerta grande en el Congreso de los Diputados del Pueblo, respaldado por el 89% de los votos, y pronto se convirtió en una de las figuras más conocidas del campo reformista extrapartidario. Poco después fue elegido diputado del Congreso de los Diputados del Pueblo de la Federación Rusa, que lo eligió presidente del cuerpo en mayo de 1990. Al poco tiempo, Yeltsin abandonó el Partido Comunista.
En agosto de 1991, un golpe militar, encabezado por Guenadi Yánayev, pretendió derribar a Gorbachov. Yeltsin se convirtió en el principal baluarte de la resistencia al exigir la presencia de Gorbachov y llamar a la huelga general y a la desobediencia civil.
En diciembre de 1991, junto con los presidentes de Ucrania y de Bielorrusia, Yeltsin declaró disuelta la Unión Soviética. A continuación dejó manos libres a su entonces jefe de gobierno, Yegor Gaidar, para que acometiera una auténtica "reforma de choque" de la economía. En octubre de 1993, los comunistas, que dominaban el Parlamento ruso, intentaron un nuevo golpe de Estado: Yeltsin los expulsó del edificio a cañonazos.
Desde entonces empleó toda su energía en aguantar firme el timón para mantener en lo posible el rumbo que él mismo se había marcado.
La guerra de Chechenia, que inició el propio Yeltsin en diciembre de 1994 para poner fin "manu militari" al secesionismo de la rebelde república caucásica, le costó muy cara: muchos de sus compañeros reformistas le volvieron la espalda. Pero regresaron a su lado después de que el conflicto llegara a su fin, y lo apoyaron con vehemencia en 1996, cuando logró su reelección.
Finalmente su fracaso en Chechenia, el estrepitoso escándalo de corrupción durante su presidencia ('Kremlingate') y su debilitada salud le obligaron a dimitir en 1999. Un desconocido Putin tomó el testigo del gobierno nacional.
Sobre Yeltsin siempre planeó la teoría de que era en realidad un producto de las influencias más o menos contradictorias de su camarilla de ayudantes y consejeros que luchaban entre sí por sus intereses o los de los grupos que representan. El carácter de Boris Yeltsin fue siempre demasiado travieso y a veces no concordaba con la seriedad de los cargos que ocupó. Desde pequeño disfrutaba haciendo gamberradas; prueba de ello es que perdió el pulgar y el índice de la mano izquierda al explosionarle una granada de mano abandonada.

Un enfermo difícil

Yeltsin recibe un beso de su mujer, Naina, en el Central Clinical Hospital de Moscú, el 1 de febrero de 2001. (Foto: EFE)
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Yeltsin recibe un beso de su mujer, Naina, en el Central Clinical Hospital de Moscú, el 1 de febrero de 2001. (Foto: EFE)
La salud de Yeltsin siempre levantó rumores por sus hospitalizaciones, desapariciones repentinas, desmentidos, aclaraciones... La salud del 'zar' era uno de los secretos mejor guardados de Rusia.
Sufría problemas de hipertensión que unidos a la falta de ejercicio, al estrés y a su enorme afición a las comidas y al alcohol, le provocaron importantes complicaciones de salud. Varios infartos y otras tantas crisis cardiacas dan buena cuenta del delicado estado de un enfermo difícil e indisciplinado con los cuidados y tratamientos que requería.
Cuando era estudiante, dormía cuatro horas y se pasaba el día jugando al voleibol. En la cancha sufrió el primer ataque al corazón, después de empeñarse en jugar a pesar de tener gripe. Se levantó inmediatamente y continuó el partido hasta el final.
Hay quien piensa que en algunas ocasiones utilizó su enfermedad como tapadera y que sus ausencias selectivas en momentos de crisis política eran una estrategia para afianzarse en el poder.
Desde su retirada llevó una vida relajada de la política en su residencia de Barvija, a las fueras de Moscú.
ELMUNDO.ES 

Cuando Rusia “salvó” a EE UU

Dominio público
Por norma, los rusos son presentados en la ficción occidental como el enemigo a batir. Las novelas de acción 'Made in USA' están llenas de espías, asesinos a sueldo, traficantes de armas, mafiosos o 'femmes fatales' con acento eslavo, y el cine ha repetido hasta la saciedad el estereotipo de ruso invasor en títulos como “¡Que vienen los rusos!” (1966) o “Amanecer Rojo” (1984). Sin embargo, en una ocasión los militares rusos desembarcaron por centenares en ciudades de EEUU… y fueron aclamados como salvadores de los Estados Unidos de América.
Septiembre de 1863. Estados Unidos se encuentran sumidos en la Guerra de Secesión (1861-65). En las dos costas del país, se comenta de forma excitada la inesperada aparición de escuadras navales de la Flota Imperial de Rusia. El presidente Lincoln, enfermo y postrado en la cama, envía a su esposa junto a varios dignatarios estadounidenses a recibir al primer buque ruso que atraque en Nueva York.
Una vez en el puerto de esta ciudad, la Primera Dama embarcó en la fragata de 33 cañones Osliabia y propuso un brindis “por la salud del Emperador de Rusia”. El capitán del buque ruso respondió con otro brindis “Por el Presidente de Estados Unidos”.
Unos días más tardes, se presentaba en Nueva York, procedentes de San Petersburgo y al mando del Almirante Stepán Lesovski el resto de la Escuadra del Atlántico, las fragatas Alexánder Nevski, Peresvet, las corbetas Variag, Vitiaz y el clipper Almaz, buques a los que recibió la banda del USS North Carolina tocando “¡Dios salve al zar!”, el himno nacional del Imperio ruso, que fue recibido desde  mástiles y aparejos con entusiasmo por los marinos rusos, En respuesta, la banda de música del barco insignia ruso Alexánder Nevski se animó a representar “Yankee Doodle”.
Al mismo tiempo, al otro lado del continente, procedente de puertos del oriente ruso, llegaban a San Francisco las corbetas Bogatyr, Kalevala, Rynda, Nóvik, y los clippers Abrek y Gaidamak, al mando del Almirante A. A. Popov. Popov había estado en contacto con el Ministro de Marina Nikolái Kárlovich Krabbe, y había sido advertido por este del peligro de guerra con otros imperios europeos por la crisis Polaca. Popov había informado a Krabbe de que, en caso del inicio de las hostilidades, su escuadrón partiría desde San Francisco para atacar posesiones coloniales británicas y francesas.   
Los rusos en Nueva York
Fuente: Dominio público
Fuente: Dominio público
Durante las diez semanas siguientes, el Almirante Lesovski y sus oficiales fueron agasajados sin reparar en gastos. Los eventos más lujosos fueron dos banquetes en el Astor House y un baile en su honor en la Academia de Música. Todo ello, para agradecer la gratitud de Rusia por el apoyo moral hacia el Norte en la Guerra Civil Norteamericana. Los neoyorquinos se apretujaban en las aceras para aclamar a los rusos desfilando en sus carruajes, las calles decoradas con banderas de ambos países.
Cenas con brindis y discursos, agradecimientos, piropos por las dos partes, más cenas y más brindis y discursos, un ambiente de amistad creado por necesidad política, por las insurrecciones que ambas naciones intentaban sofocar dentro de sus fronteras.
El Norte, batallando contra los Estados Confederados, los rusos, contra la insurrección polaca. La visita rusa era una demostración de fuerza dirigida a Inglaterra y Francia, que se sentían más que tentadas a intervenir militarmente a favor de los Estados Unidos Confederados.
En 1861, los sureños habían embargado todos los cargamentos de algodón con la esperanza de generar una depresión económica en Europa que forzase a Gran Bretaña a entrar en guerra para poder recuperar el algodón. Sin embargo, los británicos simplemente cambiaron de proveedores dirigiéndose a los mercados de Egipto e India.
El mensaje era: si los imperios occidentales no intervenían para apoyar a los rebeldes en Polonia, Rusia no se aliaría con el Norte en EE UU. Al mismo tiempo, la presencia de los buques rusos en Nueva York y San Francisco, dejaba claro que las líneas comerciales del Imperio británico y el francés, podían ser dañadas severamente por Rusia, lo cual no convenía a los intereses comerciales de estas naciones europeas.
Para demostrar este punto, barcos de la Flota del Atlántico hicieron viajes a Baltimore, Honduras, La Habana, Jamaica, Curaçao, Cartagena y Bermuda. Alguno de los buques de la Flota del Pacífico visitó Honolulu, Sitka (Alaska) y Vancouver.
Tres días después del gran banquete en Astor House, un centenar de oficiales rusos realizaron un viaje a las Cataratas del Niágara invitados por la Hudson River SteamboatCompany. El Almirante Lesovskii solo había aceptado la invitación tras prometérsele que no habría más desfiles, discursos ni banquetes durante la excursión de cinco días de duración.
El 5 de noviembre, los estadounidenses engalanaron el teatro Palacio de la Músicapara la celebración de un gran baile o Soirée russe. Se vendieron 2.000 entradas para uno de los mayores eventos sociales del siglo. Se estima que, fuera del recinto donde se celebró la lujosa recepción, el número de curiosos doblaba al de asistentes. Para el menú de la cena se crearon platos temáticos tales como “snit-mitch” (mini-sandwiches) à la russe, galletas moscovitas o tarta siberiana. La decoración de la sala incluía, junto a banderas de la Marina rusa, una escultura de George Washington junto el Zar Pedro el Grande. 
A principios de diciembre, la flota rusa navegó hasta Washington, anclando en el Potomac. Miembros del gabinete de gobierno de EE UU fueron invitados a visitar los buques rusos y a un banquete en la fragata Osliabia.
William H. Steward, el secreatrio de Estado que años más tarde negociaría la adquisición de Alaska a Rusia durante la presidencia de Andrew Johnson, organizó una cena para responder a la hospitalidad rusa. El presidente Liconln ofreció una recepción a los oficiales de la marina del zar en la Casa Blanca el 19 de diciembre, exactamente un mes tras el discurso en Gettysburg en el que redefinió el esfuerzo por mantener la Unión como “un nuevo nacimiento de la libertad”.
Rusos en San Francisco
Fuente: Dominio público
Fuente: Dominio público
Popov estableció la primera parroquia ortodoxa en San Francisco, contribuyendo amueblarla y equiparla convenientemente para la comunidad rusa de la ciudad. Durante el año de estancia de la flota rusa en la ciudad, se declaró un incendio en el que, como como narra John Middleton en su libro The Russian Navy and Mare Island, 200 marineros rusos, se presentaron voluntarios y contribuyeron a sofocar, muriendo seis de ellos.
Los gobernantes de la ciudad agradecieron este gesto el 26 de octubre de 1863, otorgando medallas de oro a varios oficiales, por su ayuda. Sin embargo, el almirante ruso puso al embajador Eduard de Stoeckl en un compromiso al declarar públicamente  a finales de ese mismo años que estaba listo para defender la ciudad si era atacada por fuerzas confederadas.
De Stoeckl le conminó a no realizar tal tipo de afirmaciones. Lo cierto es que la presencia de la Flota rusa en el puerto de San Francisco y las belicosas declaraciones de Popov tuvieron un efecto disuasorio en los planes de guerra sudistas y la ciudad no sufrió ningún ataque. 
Cuando quedó claro que Gran Bretaña y Francia no declararían una guerra para apoyar la independencia polaca y que tampoco intervendrían a favor de los Estados Confederados, la Flota rusa se reagrupó en Nueva York en abril de 1864. Antes de abandonar EE UU, los rusos hicieron una última parada en Boston, donde fueron homenajeados de nuevo, con un último gran banquete en su honor.
En 1866, un año tras el final de la Guerra de Secesión, el gobierno de los Estados Unidos envió a Rusia un destacamento naval con una delegación especial. Estos diputados expresaron oficialmente su gratitud al gobierno ruso “por su ayuda a los nordistas en su lucha contra la esclavitud”.

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