El expansionismo belicista de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) es a ojos del Kremlin una de las principales amenazas militares que pesan sobre Rusia, en particular por el despliegue de contingentes a países fronterizos con el país euroasiático y por “la creación y el despliegue de sistemas de defensa estratégica de misiles”, explica Titov en sus declaraciones.
Esas medidas del bloque militar occidental se enmarcan en una política de “sujeción” de la Federación Rusa y lo que en la actualidad tiene lugar en Europa no es sino “la formación de una cabeza de puente para desplegar, en caso de necesidad, un grupo de ataque”, agrega.
El despliegue de la OTAN incluye una intensificación de las actividades navales y marítimas cerca de las fronteras rusas, la creación de infraestructuras militares nuevas y un incremento en “la escala y la intensidad de las maniobras” militares occidentales, describe a la agencia no gubernamental.
Un caso particular de la estructura antimisiles occidental señalado por Titov es el puesto de radares y antimisiles previsto en Redzikowo (Polonia), a menos de 200 kilómetros del enclave ruso de Kaliningrado, que ha contribuido a fricciones con el Gobierno polaco. Varsovia declaró en mayo a Rusia “principal amenaza” para su seguridad. Redzikowo entrará en actividad en 2018.
En la tensión creciente entre Rusia y la OTAN, julio de 2016 marcó un hito al decidir la Alianza Atlántica desplegar cuatro batallones multinacionales en Estonia, Letonia, Lituania y Polonia, a lo que se ha sumado el desarrollo del escudo antimisiles de EE.UU. Ese mismo año comenzó a funcionar en Deveselu (Rumanía), el sistema Aegis Ashore, parte de esta estrategia de “sujeción” de Rusia.
Recientemente, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha firmado un nuevo incremento del presupuesto militar estadounidense en distintos países europeos, por valor de 214 millones de dólares.