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Los líderes del Partido Social Cristianos, León Febres Cordero (i), Jaime Nebot (c) junto al expresidente Jamil Mahuad./ El Telégrafo
Quito, 07 mar (Andes).- En 1998, el abogado lojano de ascendencia libanesa, Jamil Mahuad, alcanzó la presidencia de Ecuador venciendo en segunda vuelta al magnate bananero Álvaro Noboa y desde el inicio de su gobierno se evidenció la cercanía del Mandatario con sectores de la banca privada que incluso habrían financiado su candidatura.
Así lo reveló el propio Fernando Aspiazu, cabeza del Banco del Progreso, quien desde la prisión declaró que había financiado la campaña de Mahuad y de la Democracia Popular con una suma de tres millones cuatrocientos mil dólares.
El gabinete del nuevo Gobierno estuvo integrado por varios banqueros con lo que se evidenció la cercanía de Mahuad con estos grupos de poder económico que se verían beneficiados con las políticas públicas implementadas y que decantarían en el posterior ‘feriado bancario’.
Como ‘superministro’ de Economía fue nombrado el actual candidato a la presidencia por movimiento CREO, Guillermo Lasso, que en ese entonces era la máxima autoridad del Banco de Guayaquil. Antes ocupó la gonernación del Guayas.
Ana Lucía Armijos, de la Asociación de Banco Privados, fue nombrada ministra de Gobierno, luego de Finanzas y embajadora en España. En remplazo de Armijos en la cartera de Finanzas, fue posesionado Alfredo Arízaga quien tuvo fuertes vínculos con banco La Previsora.
Además, nombró a los hermanos Álvaro y Fernando Guerrero Ferber del banco La previsora como presidente del Consejo de Modernización y gerente del Banco Central respectivamente.
Como 'superministro' de Desarrollo Humano fue nombrado Carlos Larreátegui quien fue presidente de la Asociación de Bancos Privados.
Otro que acompañó a Mahuad fue Medardo Cevallos Balda de Bancomex, como embajador de Ecuador en México.
Antes de haber sido aprobada al dolarización, en la gerencia del Banco Central fue designado Miguel Dávila quien había sido administrador temporal del Banco Popular.
Según el analista económico Julio Oleas Montalvo, la estrecha vinculación entre el Estado y la banca data de la década del setenta. “Este fue un proceso de supeditación del control del capital productivo por el capital financiero. Fue este el que asumió las riendas del poder”, dijo a Andes el experto
En este sentido, expuso que de los 23 ministros de Finanzas que tuvo el país, entre 1979 y 1999, diez estuvieron directamente relacionados con el sistema financiero.
Pero el poder de la banca en Ecuador no ha sido ajena al poder político a lo largo de la historia. Desde el inicio de la Nación ecuatoriana, la burguesía, fundamentalmente guayaquileña consolidó importantes fortunas ligadas al comercio y los bancos.
El varias ocasiones, el Estado asumió millonarias deudas de los banqueros, encargados de emitir y controlar la moneda, regular las políticas monetarias, poner y quitar presidentes y manejar los hilos del desarrollo en el país bajo el sistema que fue denominado "Plutocracia" o "Bancocracia".
Fue en la Revolución Juliana en 1925 que se tajó la hegemonía de los poderosos bancos privados sobre el Estado y se buscó favorecer a los sectores medios y populares. La plutocracia fue azuzar el regionalismo con el argumento de que “el oro de la Costa se quieren llevar los serranos”.
Estos mismos argumentos se repetirían décadas más tarde luego del ‘feriado bancario’ de 1999 cuando en Guayaquil se organizó la denominada ‘marcha de los crespones negros’ liderada por el mismo banquero que financió a Mahuad, Fernando Aspiazu, presidente ejecutivo del Banco del Progreso y respaldada por el entonces alcalde de Guayaquil y expresidente de Ecuador, León Febres Cordero, líder del partido Social Cristiano.
Precisamente, esta organización política, que en el Congreso formaba mayoría, aprobaron las leyes que viabilizaron el salvataje bancario que ocasionó la masiva migración de ciudadanos hacia Estados Unidos y Europa.
Actualmente, el poder bancario busca nuevamente alcanzar la presidencia en la figura del candidato Guillermo Lasso y nuevamente como hace 18 años, reciben el respaldo frontal de los socialcristianos.
pc/gc
Así lo reveló el propio Fernando Aspiazu, cabeza del Banco del Progreso, quien desde la prisión declaró que había financiado la campaña de Mahuad y de la Democracia Popular con una suma de tres millones cuatrocientos mil dólares.
El gabinete del nuevo Gobierno estuvo integrado por varios banqueros con lo que se evidenció la cercanía de Mahuad con estos grupos de poder económico que se verían beneficiados con las políticas públicas implementadas y que decantarían en el posterior ‘feriado bancario’.
Como ‘superministro’ de Economía fue nombrado el actual candidato a la presidencia por movimiento CREO, Guillermo Lasso, que en ese entonces era la máxima autoridad del Banco de Guayaquil. Antes ocupó la gonernación del Guayas.
Ana Lucía Armijos, de la Asociación de Banco Privados, fue nombrada ministra de Gobierno, luego de Finanzas y embajadora en España. En remplazo de Armijos en la cartera de Finanzas, fue posesionado Alfredo Arízaga quien tuvo fuertes vínculos con banco La Previsora.
Además, nombró a los hermanos Álvaro y Fernando Guerrero Ferber del banco La previsora como presidente del Consejo de Modernización y gerente del Banco Central respectivamente.
Como 'superministro' de Desarrollo Humano fue nombrado Carlos Larreátegui quien fue presidente de la Asociación de Bancos Privados.
Otro que acompañó a Mahuad fue Medardo Cevallos Balda de Bancomex, como embajador de Ecuador en México.
Antes de haber sido aprobada al dolarización, en la gerencia del Banco Central fue designado Miguel Dávila quien había sido administrador temporal del Banco Popular.
Según el analista económico Julio Oleas Montalvo, la estrecha vinculación entre el Estado y la banca data de la década del setenta. “Este fue un proceso de supeditación del control del capital productivo por el capital financiero. Fue este el que asumió las riendas del poder”, dijo a Andes el experto
En este sentido, expuso que de los 23 ministros de Finanzas que tuvo el país, entre 1979 y 1999, diez estuvieron directamente relacionados con el sistema financiero.
Pero el poder de la banca en Ecuador no ha sido ajena al poder político a lo largo de la historia. Desde el inicio de la Nación ecuatoriana, la burguesía, fundamentalmente guayaquileña consolidó importantes fortunas ligadas al comercio y los bancos.
El varias ocasiones, el Estado asumió millonarias deudas de los banqueros, encargados de emitir y controlar la moneda, regular las políticas monetarias, poner y quitar presidentes y manejar los hilos del desarrollo en el país bajo el sistema que fue denominado "Plutocracia" o "Bancocracia".
Fue en la Revolución Juliana en 1925 que se tajó la hegemonía de los poderosos bancos privados sobre el Estado y se buscó favorecer a los sectores medios y populares. La plutocracia fue azuzar el regionalismo con el argumento de que “el oro de la Costa se quieren llevar los serranos”.
Estos mismos argumentos se repetirían décadas más tarde luego del ‘feriado bancario’ de 1999 cuando en Guayaquil se organizó la denominada ‘marcha de los crespones negros’ liderada por el mismo banquero que financió a Mahuad, Fernando Aspiazu, presidente ejecutivo del Banco del Progreso y respaldada por el entonces alcalde de Guayaquil y expresidente de Ecuador, León Febres Cordero, líder del partido Social Cristiano.
Precisamente, esta organización política, que en el Congreso formaba mayoría, aprobaron las leyes que viabilizaron el salvataje bancario que ocasionó la masiva migración de ciudadanos hacia Estados Unidos y Europa.
Actualmente, el poder bancario busca nuevamente alcanzar la presidencia en la figura del candidato Guillermo Lasso y nuevamente como hace 18 años, reciben el respaldo frontal de los socialcristianos.
pc/gc
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