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LA UNIÓN EUROPEA Y SU PROPAGANDA PRO-NAZI Y ANTI-RUSA


Una vez más, los políticos europeos están alimentando la guerra con sus calumnias contra Rusia y su deliberado avivamiento de las brasas nazis.

Uno podría pensar, tal vez, que con una peligrosa guerra en el continente europeo, el parlamento de la Unión Europea podría querer mostrar cierto liderazgo en la promoción de soluciones diplomáticas para poner fin a ese conflicto. Pero no, esa opción no se plantea ni por asomo.

El Parlamento Europeo ha vuelto a demostrar esta semana que no es más que una gigantesca charla reaccionaria cuyos valores democráticos proclamados tienen una relación inversa con su copiosa cámara de 705 parlamentarios.

Hace solo tres años, el mismo parlamento votó una resolución que distorsionaba vergonzosamente los orígenes de la Segunda Guerra Mundial al tratar de equiparar a la Unión Soviética con la Alemania nazi, siendo la U.R.S.S. el país que sufrió mayores pérdidas en vidas humanas de todos los que intervinieron en el conflicto (27 millones según las estimaciones más bajas, cifra que supera la de todos los demás contendientes juntos).

El parlamento compuesto por legisladores de 27 países miembros aprobó una resolución esta semana condenando a Rusia como “un estado patrocinador del terrorismo y un estado que utiliza los medios del terrorismo”. La moción no es legalmente vinculante y, por lo tanto, no tiene poder de ejecución. Es un “gesto muy simbólico” de censura contra Rusia. En otras palabras, es propaganda política desnuda con un propósito político: difamar a la Federación Rusa e inculcar la percepción pública de Rusia como un estado bárbaro que ha de ser eliminado.

Ni siquiera Estados Unidos ha llegado tan lejos. La administración de Joe Biden se ha resistido a las sugerencias de designar de manera similar a Rusia como un estado terrorista. Washington se ha resistido porque es un paso incendiario ridículo, así como descaradamente falso.

El texto de la resolución europea era una diatriba de rabiosa rusofobia repleta de alegatos contra Rusia que se referían a la guerra de casi 10 meses en Ucrania. Muchas de las afirmaciones son infundadas o se ha demostrado que son puras fabricaciones ideadas para difamar a Rusia. También eran hilarantes en su estupidez.

Por ejemplo, en un punto, la resolución culpa absurdamente a Rusia por volar sus propios gasoductos Nord Stream bajo el Mar Báltico en septiembre. Esto contradice muchas pruebas de que las explosiones fueron de hecho llevadas a cabo por EE. UU. y Gran Bretaña en una operación militar encubierta para cortar de forma permanente el comercio de gas europeo con Rusia. Sin embargo, los parlamentarios europeos acusaron a Rusia de filtrar su propio gas en el Mar Báltico desde las tuberías saboteadas (lo que le costó al estado ruso miles de millones de dólares) y, por lo tanto, infligió “un ataque ambiental a la UE”. Ergo, los rusos no solo son bárbaros, ¡deben ser unos bárbaros muy estúpidos!

En otro ejemplo vertiginoso, la resolución del Parlamento Europeo acusó a Rusia de aterrorizar a la población ucraniana al ocupar la planta de energía nuclear de Zaporozhye (ZNPP) y “convertirla en un objetivo militar”. Esa es una forma extraña de admitir la realidad de que durante meses el ejército ucraniano ha estado bombardeando la mayor estación nuclear de Europa con artillería de la OTAN amenazando con crear un desastre de radiación. Sin embargo, en lugar de señalar con el dedo a Kiev y la OTAN, los legisladores europeos culpan a Rusia por convertir a la ZPNN en un objetivo militar. ¡Oh, esos cobardes rusos bárbaros!

Lamentablemente, esto solo demuestra que el Parlamento Europeo ha logrado descaradamente darle la vuelta a la realidad. El régimen nazi respaldado por la OTAN y la UE en Kiev es la entidad que amenaza con iniciar otra guerra mundial en Europa, una que conduciría a una conflagración global.

La locura de la resolución parlamentaria europea va más allá de la ironía. Se produjo solo unos días después de que apareciera evidencia en video de que el ejército nazi de Kiev estaba ejecutando a prisioneros de guerra rusos. También se produjo solo una semana después de que el régimen ucraniano fuera sorprendido in fraganti disparando un misil contra Polonia y matando a dos civiles con la intención obvia de crear una provocación para incitar una guerra total de la OTAN contra Rusia.

La resolución acusó a Rusia de cometer “agresiones a Ucrania” durante los últimos nueve años. Este es otro ejemplo de inversión de la realidad. Fue el golpe de estado respaldado por EE.UU. y la UE en Kiev en 2014 lo que generó un régimen nazi que se embarcó en el terrorismo contra el pueblo de habla rusa de la antigua región del Donbass del sureste de Ucrania (ahora parte de la Federación Rusa). El armamento por parte de la OTAN de un régimen de Kiev que odia a Rusia y que adula abiertamente a los colaboradores del Tercer Reich condujo a la guerra actual en Ucrania.

Esa guerra se ha intensificado porque Estados Unidos y la OTAN han inyectado a Ucrania miles de millones de dólares en armas. La última ayuda militar total de EE.UU. asciende a casi 20.000 millones de dólares. Washington y sus aliados de la Unión Europea han financiado el régimen de Kiev por una suma estimada de $ 126 mil millones desde febrero de este año. Gran parte de esa generosidad financiada por los contribuyentes ha sido desviada por una camarilla corrupta en Kiev encabezada por el mediocre comediante convertido en presidente Vladimir Zelensky.

La guerra comenzó debido a la negativa de la OTAN y Europa a entablar negociaciones diplomáticas con Moscú sobre sus requisitos de seguridad estratégica de larga data. Y la guerra se ha intensificado porque la OTAN y Europa han buscado todas las formas de militarizar el conflicto mientras desdeñan la diplomacia.

Rusia ha tratado hasta ahora de minimizar las operaciones militares en Ucrania para neutralizar al régimen nazi y su agresión genocida. Pero ha quedado tristemente claro que el régimen de Kiev y sus controladores de la OTAN tienen poca capacidad para encontrar un acuerdo político basado en las preocupaciones de seguridad estratégica de Rusia.

El terrorismo endémico que Estados Unidos, la OTAN y la Unión Europea han financiado y armado en Ucrania demuestra que Rusia ahora no tiene otra opción que derrotar al régimen de Kiev mediante una victoria militar. El enemigo movilizó al estado ucraniano en una guerra contra Rusia. El enemigo no se contuvo al disparar indiscriminadamente contra ciudades rusas, destruyendo la infraestructura civil y librando una “Guerra Total” a través de sanciones económicas y sabotaje. El ataque de Rusia a la red eléctrica de Ucrania con crecientes bombardeos de misiles es una situación de exigencia militar provocada por el implacable armamento de la OTAN en Ucrania. Rusia no es el estado terrorista aquí. Son los Estados Unidos y la Unión Europea quienes han hecho que la guerra sea inevitable.

El Parlamento Europeo acusó a Rusia de llevar a cabo masacres cuando es el régimen nazi respaldado por la OTAN y la UE el que ha perpetrado viles atrocidades contra su propio pueblo en Bucha, Mariupol, Kramatorsk y otros lugares de infamia en una farsa macabra para culpar a Rusia.

Con suprema arrogancia, el Parlamento Europeo se promociona a sí mismo como un bastión de la democracia, los derechos humanos y el derecho internacional. En realidad, este coloso burocrático se ha convertido en una máquina de propaganda del terrorismo nazi en Europa. Esta degeneración del parlamento ha estado en marcha durante varios años, provocada en gran medida por la expansión de la UE con estados antirrusos. Al igual que la OTAN, el bloque se ha convertido en un reservorio de rusofobia tóxica debido a una dinámica de expansión similar.


La hipócrita Unión Europea nunca ha dejado de tomar partido en los conflictos
bélicos desarrollados en suelo europeo (Bosnia, Croacia, ...) o en el Mediterráneo
(Libia, Argelia, ...), y se ha subordinado a EE.UU. en las aventuras bélicas de es-
te país (Irak, Afganistán, Somalia, Siria, Yemen, ...), pero desde su ausencia de 
autocrítica pretende dar lecciones de moral a quien ha detenido una limpieza étni-
ca y respondido a planteamientos de autodefensa análogos a los que llevaron a
Kennedy a un pulso extremo con la potencia rival por garantizar la seguridad del
territorio de su país. Parece que su rasero de medir es sumamente flexible.

Europa ha sido testigo de dos guerras mundiales durante el siglo pasado que resultaron en hasta 100 millones de muertes. Es una catástrofe que solo un demente querría repetir. El problema es que parece que tenemos a una demente al frente de la Comisión Europea.


(Fuente: https://strategic-culture.org/)

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