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ACLARACIONES TERMINOLÓGICAS A LA ENTREVISTA CON TUCKER CARLSON


Mi entrevista con Tucker Carlson ha sido rápidamente traducida al ruso, por lo que lamentablemente existen muchas omisiones en ella. En general, se puede entender la mayor parte de lo que se dice allí, pero existen ciertos matices que es importante señalar. Antes que nada, es una conversación con un estadounidense y en ella me dirijo más que nada al público estadounidense. Y como dejan entrever los miles de comentarios que se han hecho, al parecer me han entendido muy bien. Es por esa razón que se usa en ella términos políticos muy comunes en el lenguaje político estadounidense – como, por ejemplo, woke (despierto) y wokeism (despertar) – que nosotros no utilizamos. El woke es una especie de código entre los liberales para estar constantemente alerta y denunciar a todos los que se opongan a la agenda LGBT (prohibida en Rusia), a la teoría racial crítica (teoría valiosa que puede ser abordada de forma interesante, pero que no nos interesa en este momento), el internacionalismo, el globalismo, la protección de la inmigración ilegal, etc. Además, lo woke también implica atacar a todos los que sean patriotas y conservadores (tanto contemporáneos como históricos) de ser “fascistas”. Tal parece que la generación más joven del Partido Comunista de la Federación de Rusia ha comenzado a adoptar el wokismo en sus discursos, sin embargo, no es a ellos a los que me refiero en esta entrevista.

La forma de actuar de los liberales de izquierda woke es la siguiente: identifican a alguien (un conservador) y comienzan a escribir una serie de denuncias sobre él en las redes, hacen vídeos en YouTube (prohibido en Rusia), Instagram, montan denuncias y después comienza el proceso de cancelación de la persona mediante inspecciones a sus lugares de trabajo, entrevistas sesgadas que parecen interrogatorios, artículos por encargo hasta finalmente llegar al despido, el ostracismo, la persecución en las redes sociales, la vigilancia de las cuentas financieras, la prohibición de obtener préstamos, la cancelación de las cuentas bancarias y, en casos extremos, el asesinato del propio atacado o de uno de sus familiares. Este es el proceder de los terroristas liberales de izquierda. Algo parecido hacen con las figuras históricas: se censura o prohíben sus libros, pinturas o películas; los motores de búsqueda de internet ya no permiten que aparezcan en la red e incluso Wikipedia comienza a crear una sección de difamación en contra de ellos que no puede ser eliminada. Este proceder ya se le ha aplicado a figuras como Dante, Dostoievski, J. K. Rowling y a muchos otros autores que no se considera que no cumple con la corrección política. Así que cuando uso el término “woke” los estadounidenses me comprenden, pero en nuestro país sería necesario escribir un artículo entero explicando y dando ejemplos que incluso avergonzarían a nuestros liberales de izquierda o izquierdistas nacionalistas (eso en el caso de que tengan consciencia, algo que todavía está por demostrar).

Por otro lado, el concepto estadounidense de “progressive” (progresismo) y “progressist” (progresista) que usan los autodenominados liberales de izquierda – enemigos mortales de Trump, Tucker Carlson, el conservadurismo, la religión, la familia y los valores tradicionales – para referirse a sí mismos requiere ciertas aclaraciones. En Rusia palabras como “progresismo” (прогрессивный) o “progresista” (прогрессист) no son usadas en el sentido expuesto más arriba. Además, en el Estados Unidos contemporáneo existe una verdadera guerra entre “conservadores” y “progresistas”, que sigue siendo bastante desigual, ya que los “conservadores” creen que los “progresistas, aunque están equivocados, tienen derecho a existir, mientras que los “progresistas” tachan a los “conservadores de ser “fascistas” e insisten en que no tienen derecho a vivir o expresar sus ideas. Para los “progresistas” los “conservadores” son los “enemigos de la sociedad abierta” (Popper) a los que se debe destruir antes de que terminen por abolir a la “sociedad abierta”. Esto quiere decir que los “progresistas” están despiertos y deben cancelar a los demás. Muchos de estos “progresistas” son trotskistas y se pueden encontrar tanto en el ala izquierda del Partido Demócrata como entre los neoconservadores del Partido Republicano (R. Kagan, W. Kristol, V. Nuland, etc.). En esencia, estos “progresistas” son partidarios de la Revolución Mundial liberal y globalista, al igual que del terror jacobino.

Finalmente diré que el concepto de “liberales” (liberals) tiene varios significados en Estados Unidos:

Primero, este concepto es usado para referirse al sistema político estadounidense en su totalidad, es decir, como una forma de legitimar y reconocer la supremacía del capitalismo, por lo que todos lo que viven allí se denominan liberales. Por lo tanto, “liberales” en Estados Unidos son todos los que reconozcan estos principios, ya sean los liberales de izquierda del Partido Demócrata o los liberales de derecha del Partido Republicano. Los primeros están a favor de la inmigración, las perversiones sexuales y el wokismo, mientras que los segundos están a favor de los impuestos fijos y el gran capital.

En un sentido más estricto, sobre todo en las discusiones bipartidistas, se suele tachar de “liberales” (liberals) a los “liberales de izquierda” que están a favor del wokismo, la cultura de la cancelación y el “progresismo”. Claro, algunos de ellos son realmente fascistas, aunque se presentan como “antifascistas”, bajo la excusa de que “si no enviamos a los fascistas a un campo de concentración, entonces ellos lo harán con nosotros”. Estos “liberales” creen que los republicanos, y especialmente los trumpistas (su base más conservadora), deberían ser encerrados o incluso desterrados. Solo hasta que estos conservadores sean eliminados (véase la nueva película de “The Civil War”, donde queda retratado de forma muy precisa la manera en que piensan los liberales de izquierda estadounidenses) podrán existir en paz.

El término liberal es usado en otro sentido en los Estados Unidos, aunque cada vez es menos usado. Ese sería el de “viejos liberales” tal como el propio Tucker Carlson se concibe a sí mismo. Algunas veces se usa el término “libertarios” para referirse a ellos y en muchos aspectos son anarquistas, aunque más de derecha que de izquierda. Los “progresistas” a menudo los identifican con los “fascistas” porque interpretan el “liberalismo” de una forma muy diferente a como lo hace el liberalismo de izquierda, pues para ellos cualquiera que no siga sus ideas es considerado un “fascista” y debe ser “cancelado”. Los libertarios están a favor del impuesto fijo o nulo a la renta y rechazan la intervención del Estado tanto en el gobierno como en la economía. También están a favor de portar armas (2ª Enmienda de la Constitución) y de la libertad total y sin restricciones para hacer lo que quieras, decir lo que quieras y ser como quieras. Estos “viejos liberales” creen que los “nuevos liberales” (woke, LGBT, “progresistas, internacionalistas) se han apoderado del Gobierno Federal con la intención de crear un sistema “estalinista”, “comunista” o un “Estado corporativo” en los Estados Unidos.

En mí entrevista con Tucker Carlson tuve que considerar cual de estas tres definiciones del liberalismo se refería y, como se desprende de los comentarios, la audiencia estadounidense comprendió muy bien lo que decía. De haber tenido que explicar todas estas definiciones detalladamente en la entrevista con Tucker Carlson, entonces este habría encanecido y envejecido como un meme. No obstante, es importante explicar estos conceptos para el público ruso mediante un curso únicamente dedicado al liberalismo, su historia, sus orígenes y sus mutaciones (desde el derechista Hayek hasta el izquierdista Soros, y eso que esto sería únicamente la última etapa de la historia del liberalismo), además de explicar en qué contexto político se usa tal termino en los Estados Unidos contemporáneos. Después sería necesario hacer un curso para mostrar que el liberalismo no tenía nada que ver con nosotros. Pero, ¿para qué dar el primer curso si bastaría con el segundo? La verdad es que he dictado muchas conferencias, cursos, vídeos largos y cortos, escrito textos y monografías sobre este tema que han aparecido en el Centro de Estudios Conservadores de la Universidad Estatal de Moscú, así como en el Instituto Tsargrad y la Escuela Superior de Política Ilyn.

Dicho todo lo anterior, puedo decir que el público estadounidense estaba preparado para recibir mis ideas y eso a pesar de que hubo una campaña en mí contra bastante grande por parte de los globalistas y liberales de izquierda. De hecho, en muchas ocasiones me han llamado “asesor de Trump” con tal de descalificarme. Para los “progresistas”, wokistas y liberales soy una especie de “Dr. Malvado” de proporciones globales o, como me dicen, “el filósofo más peligroso del mundo”. Resulta interesante que Dimitri Simes jr. – hijo del destacado politólogo, pensador y analista Dimitri Simes sr. –, el cual ha vivido toda su vida en los Estados Unidos, me contó que conoció las traducciones al inglés de mis libros cuando estaba en la escuela, pues al menos existe una docena de mis libros traducidos y publicados en los Estados Unidos. Sus compañeros incluso le mostraron copias de libros como Geopolítica y La teoría del mundo multipolar que escondían debajo de sus mesas presumiendo que se trataba de literatura disidente. Fue entonces cuando una afro-lesbiana wokista los descubrió y denunció al colegio, acabando en su expulsión. El objetivo de esta entrevista con Tucker Carlson era dirigirme a los estadounidenses, especialmente después de la magistral entrevista que este periodista le hizo a nuestro Presidente Vladimir Vladimirovich Putin. Los medios globalistas solo muestran lo que les favorece, así que dicen todo tipo de cosas inventadas y absurdas sobre mí persona. De vez en cuando aparezco en los medios alternativos estadounidenses, aunque estos no tienen mucha cobertura y algunos de ellos a penas si son legales como sucede con los programas de Alex Jones o Larry Johnson. La entrevista con Tucker Carlson es diferente, porque él y sus programas hacen parte de la corriente de opinión pública principal de los Estados Unidos. Claro, él y sus seguidores están en total desacuerdo con la clase “progresista, “woke”, “liberal” y “antifascista” de los Estados Unidos.

Aleksandr Dugin

Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera

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