La mayor multinacional farmacéutica, la estadounidense Pfizer, negoció en abril de 2009 con el Gobierno de Nigeria un acuerdo para evitar un juicio por la muerte de 11 niños en el país africano y las secuelas causadas en decenas de ellos en el ensayo clínico de un medicamento llamado Trovan. Unas 200 familias de Kano, al norte de Nigeria, aseguraban que su país fue en 1996 un experimento para probar el Trovan y utilizar a sus hijos como cobayas humanos. La compañía pagó 75 millones de dólares (57 millones de euros), para indemnizar a las familias y evitar así que la causa criminal que había comenzado en los tribunales llegase a prosperar.
Los cables de la Embajada de Estados Unidos en Abuja revelan ahora cómo se llegó a ese acuerdo y todas las maniobras que Pfizer llevó a cabo para conseguir que el fiscal general de Nigeria abandonase el asunto. Entre esas maniobras destaca el pago de detectives para investigar al fiscal y airear sus corruptelas en la prensa.
El 20 de abril de 2009, los diplomáticos estadounidenses relatan al Departamento de Estado el encuentro que ha tenido unos días antes el Departamento de Economía de la Embajada con el responsable de Pfizer en Nigeria, Enrico Liggeri. Este les cuenta que Pfizer ha contratado a detectives privados para investigar casos de corrupción en los que estaba involucrado el fiscal general, Michael Aondoakaa. Tratan así de ponerle en entredicho y obligarle a dejar el caso. "Dijo que los detectives de Pfizer pasaron la información a los periódicos locales [...] Una serie de artículos detallando los presuntos lazos de Aondoakaa con casos de corrupción fueron publicados en febrero y marzo", cuentan los diplomáticos estadounidenses. "Liggeri mantuvo que Pfizer tenía más información contra Aondoakaa y que sus compañeros le presionaron para que dejara el asunto por miedo a más artículos".
Negociación prácticamente terminada
Los diplomáticos relatan en el mismo telegrama un encuentro del embajador Sanders con los abogados de la farmacéutica, Joe Petrosinelli y Atiba Adams. La reunión es el 2 de abril, casi un mes antes de que el acuerdo se haga público. Los abogados cuentan al embajador que la negociación está prácticamente terminada y que pagarán 75 millones de dólares: "10 millones en costes legales, 30 millones para el Gobierno del Estado de Kano, y 35 millones para quienes participaron y sus familias". Los representantes legales de Pfizer manifiestan también su preocupación por cómo va a ser administrado el dinero para las víctimas. Sugieren que lo haga una tercera parte neutral y señalan que los políticos nigerianos han pedido un pago único en cheques. "Pfizer está preocupada por la transparencia".
La embajada, que asegura que Petrosinelli y Adams informan a los diplomáticos estadounidenses desde 2006, señala la participación en el caso de un ex presidente de Nigeria, Yakubu Gowon. Uno de los abogados, Petrosinelli, explica que él es quien ha convencido al gobernador de Kano, Mallam Ibrahim Shekaru, para que intercediese ante el fiscal general y rebajase de 150 millones a 75 la cantidad reclamada a la empresa.
Según los abogados, es también Gowon el que persuade al presidente Yar'Adua, fallecido en mayo de 2010, para que las causas abiertas contra Pfizer, una civil y otra penal, se cierren.
El telegrama concluye con la siguiente afirmación de los diplomáticos: "La imagen de Pfizer en Nigeria ha quedado dañada con este caso. Los directivos de Pfizer consideran que Nigeria es un mercado creciente para sus productos y dejar atrás este caso ayudará a reconstruir la imagen de la empresa".
Violación de las normas éticas
La historia del experimento del medicamento Trovan fue corroborada por uno de los médicos de la compañía, Juan Walterspiel. Un año y medio después del experimento, el experto se puso en contacto con la directiva de Pfizer y denunció la violación de las normas éticas en el ensayo clínico. Walterspiel fue despedido. Según Pfizer, por otros motivos. El medicamento se aprobó después en Europa y Estados Unidos. Allí se sigue usando aunque solo como un tratamiento para infecciones muy severas. La Unión Europea lo retiró porque causaba problemas hepáticos.
Solo entonces, con la denuncia de Walterspiel, el caso salió de las fronteras de Nigeria. El país más poblado de África, con unos 140 millones de personas, normalmente enfrentadas en diferentes etnias, se echó a la calle en 2002. Tras las manifestaciones, el Gobierno demandó a Pfizer. La batalla legal se prolongó durante años y se terminó cuando la compañía y el Gobierno nigeriano llegaron a un pacto. Los cables de la Embajada de EE UU en Abuja demuestran que, lejos de ser fruto de una negociación, el acuerdo se cocinó para evitar que la empresa se sentase en el banquillo.
Pfizer siempre insistió en su inocencia. Un comunicado de la compañía publicado poco antes de pactar con el Gobierno aseguraba que Trovan salvó vidas durante la epidemia de cólera y meningitis de 1996, que mató a 12.000 personas. Pfizer nunca se ha hecho responsable de las secuelas y asegura que cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) les pidió ayuda para frenar las muertes en Nigeria, ya se había probado el Trovan en 5.000 pacientes.
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