LO MÁS VISTOS

UNIDOS SOMOS MÁS

EN LA COMUNIDAD

1553033

 

ARTUR ESTUDIO TV

LO MEJOR EN VÍDEOS

BUSCAR EN ESTE BLOG

LO ÚLTIMO Emergencia israelí
LO ÚLTIMO
feeds/posts/default?alt=json-in-script&callback=rssticker' style='text/javascript'>

EVOLA Y LOS ETRUSCOS


Un tema interesante en Julius Evola es su uso de la analogía histórica, donde complejos similares de características tanto internas como externas podrían recurrir separados por largos lapsos de tiempo. La analogía histórica es prominente en su introducción a Bachofen, ¿Vivimos en una sociedad ginecocrática?, donde utilizó su descripción de la antigua ginecocracia para analizar las tendencias del Occidente moderno. Evola escribió explícitamente que las obras de Bachofen «ofrecen a menudo importantes puntos de referencia para comprender el significado más profundo de algunos aspectos de nuestra propia civilización moderna, a través de relaciones de analogía a menudo asombrosas». Por lo general, su enfoque era a la vez analítico, crítico y constructivo, con el objetivo tanto de comprender y criticar tendencias esencialmente intemporales, pero en la sociedad moderna inusualmente fuertes, como de describir las alternativas más sanas para el individuo y la civilización. Un ejemplo de ello es Roma contra Etruria de 1938.

Evola realizó allí un estudio de la historia, centrándose en aspectos más profundos e internos. Encontró diferencias decisivas entre los romanos y los etruscos, diferencias que condujeron a un prolongado conflicto histórico tanto en la realpolitik como en el espíritu. Evola caracterizó el espíritu etrusco como fatalista, frente al heroico romano. La visión del más allá también difería: para los etruscos era demoníaco, mientras que para los romanos era heroico. La espiritualidad y la relación con lo más que humano, lo que Evola llamaba la raza del espíritu, eran fundamentalmente diferentes. Evola también observó tendencias matriarcales, junto con elementos «lunar-matemáticos» en los ritos etruscos. Relacionó estas diferencias con civilizaciones y elementos raciales diferentes. Consideraba a los etruscos como parte de «todo un ciclo de civilizaciones mediterráneo-meridionales, que se extendían desde las antiguas Columnas de Hércules hasta Siria, retomando las antiguas civilizaciones ibéricas, una parte de las itálicas, las prehelénico-pelasgos, etc.», y a los romanos, en cambio, como «portadores del espíritu específicamente indoeuropeo».

El conflicto entre estas dos formas fundamentalmente diferentes de experimentar el mundo y la vida se desarrolló en el plano secular, con la batalla política por la independencia romana. Pero también se libró en el interior y allí el espíritu etrusco tuvo más éxito. Evola escribió aquí que «la historia del periodo monárquico es la de una lucha de vaivenes entre la belicosa aristocracia romana y los intentos hegemonistas de elementos etruscos y sacerdotales o fuerzas similares. Destruido externamente, el elemento etrusco se coló en la vida interior de Roma». En comparación con el relato de Wittfogel sobre la posterior «orientalización» de Roma, Evola ofrece aquí un importante complemento al centrarse en los aspectos internos del proceso. También argumentó que una lucha similar se repitió a principios del siglo XX («la que se libra entre las fuerzas de la romanidad y las fuerzas de la antirromanidad: Roma y Etruria»). Incluso el simbolismo era claramente diferente, con el águila y el lobo de Roma y las madres de Etruria.

Hay varios temas valiosos en el breve texto de Evola. Si hizo o no justicia a los etruscos es relativamente irrelevante en este contexto, sabemos que D.H. Lawrence tenía una visión mucho más positiva del espíritu etrusco. El enfoque de Evola sobre las dimensiones internas de la historia es valioso, tanto para describir diferentes civilizaciones como para compararlas. Hoy en día, este tipo de análisis es tabú, a menos que el resultado sea una conclusión inevitable y presente al europeo como inferior o deficiente. Pero como demostraron Ekelund, Spengler, Evola, Simmel y otros, es un enfoque fructífero y su ausencia sugiere una psicopatología represiva. Evola presentó claramente su enfoque en este breve texto, en lugar de centrarse en detalles superficiales («son como las letras del alfabeto: se pueden encontrar las mismas en frases que, sin embargo, tienen significados diferentes») el objetivo era «captar el alma de una civilización y de una raza para interpretar en consecuencia cada uno de sus aspectos».

Curiosamente, Evola también concluyó que la influencia de los elementos etruscos en el espíritu romano «debilitó la verdadera civilización romana más de lo que la fortaleció». Aquí nos acercamos al concepto de pseudomorfosis de Spengler, «aquellos casos en los que una Cultura ajena más antigua se extiende tan masivamente sobre la tierra que una Cultura joven, nacida en esta tierra, no puede respirar y fracasa no sólo en lograr formas de expresión puras y específicas, sino incluso en desarrollar plenamente su propia autoconciencia» y el término relacionado, pero no idéntico de Yockey de distorsión de la cultura. Las implicaciones para el proyecto multicultural son obvias. Además, podemos identificar aquí una vena vagamente primitivista en Evola, evidente también en otros lugares. Creía que un pueblo podía ser portador de «un estilo de vida claro, sólido y viril y de una conciencia directa de las fuerzas espirituales» incluso sin formas externas de «refinamiento, erudición y cultura». Estas últimas suelen ser el preludio de la decadencia.

Curiosamente, Werner Sombart, contemporáneo de Evola, veía las aventuras y prácticas comerciales de Florencia como una continuación del legado etrusco. En La quintaesencia del capitalismo escribió que «ciertamente la sangre etrusca corría por las venas de muchos florentinos. Ahora bien, los etruscos, posiblemente incluso más que los fenicios y los cartagineses, eran el pueblo comerciante de la antigüedad, y su política comercial, por lo que se puede juzgar, era muy parecida a la de los florentinos en una época posterior». Como curiosidad adicional, señalamos que Carleton Coon, en su Razas de Europa, sospechaba que la belleza de las mujeres boloñesas era un legado de los etruscos. Podríamos atar aquí los cabos sueltos y volver a Lawrence, pero en lugar de eso nos contentamos con señalar que la historiografía de Evola tiene un valor perdurable, sea o no totalmente correcta la tesis de la Etruria antirromana.

Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera

Joakim Andersen

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comenta

DALE CLICK

 

TV ARTUR ESTUDIO