
El lunes llegó a Bruselas el ministro de Asuntos Exteriores chino, Wang Yi, primera escala de su gira europea de seis días, para negociar con Kaja Kallas, encargada de Asuntos Exteriores en la Unión Europea. Aprovechando la visita, también se reunirá con sus homólogos en Alemania, Francia y Bélgica.
Este año se conmemora el 50 aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas entre China y la Unión Europea y han dado un nombre aparatoso a la visita: XIII Diálogo Estratégico de Alto Nivel entre ambas partes.
Si escapamos de las declaraciones diplomáticas empalagosas, China quiere negociar con la Unión Europea tanto las diferencias económicas como las estratégicas para introducir una cuña con Estados Unidos.
De aperitivo, Ursula von der Leyen amenazó a China por el suministro de bienes y tecnología que podrían utilizarse en operaciones militares rusas. Algo parecido ha hecho Alemania, que ha bloqueado DeepSeek porque transfiere datos a China.
Es posible que quieran meter presión. Una respuesta infantil por parte de China podría consistir en bloquear Mistral, el chatbot francés de inteligencia artificial, porque transfiere datos chinos a Francia.
A Estados Unidos le interesan estas polémicas y echa más leña al fuego. Un cabecilla del Departamento de Estado confirma a la agencia Reuters que, en efecto, DeepSeek brinda apoyo al ejército y la inteligencia chinos.
Si lo que la Unión Europea busca son pretextos para apretar las clavijas a China, los va a encontrar. Sin embargo, no se trata de eso. La Unión Europea necesita a China, sobre todo después de que los aranceles de Trump les pusiera nerviosos.
Al mismo tiempo, Von der Leyen y sus mariachis nadan entre dos aguas. Quieren acercarse a China pero no a expensas de sus relaciones con Estados Unidos. La Unión Europea se ha vuelto dependiente del mercado chino, pero no quiere enfadar a Estados Unidos.
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