
Suena alarmante, ¿verdad? Pues es la realidad que la industria avícola no quiere que conozcas.
En los últimos 50 años, la industria del pollo ha experimentado una transformación radical.
Lo que antes tomaba 120 días para criar un pollo hasta su peso ideal, ahora se logra en tan solo 45 días. ¿Cómo es esto posible?
La respuesta está en una combinación de factores que incluyen modificación genética selectiva, hormonas de crecimiento y una dieta altamente procesada.
Pero vayamos más allá. Estudios recientes han revelado que estos pollos de crecimiento acelerado contienen niveles preocupantes de sustancias potencialmente dañinas.
Los investigadores han encontrado residuos de antibióticos, hormonas y otros compuestos químicos que pueden afectar negativamente nuestra salud a largo plazo.
¿Y por qué no escuchamos más sobre esto? La respuesta es simple pero preocupante: presión comercial.
Las grandes empresas avícolas tienen un poder económico considerable y han logrado mantener mucha de esta información fuera del conocimiento público.
Documentos internos filtrados han revelado cómo algunas compañías han trabajado activamente para minimizar la difusión de estudios científicos que muestran estos resultados alarmantes.
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